El día 22 de febrero nos reunimos en la sede de nuestra asociación para celebrar la jornada gastronómica de la quinoa y dar así a conocer este maravilloso alimento de un modo lúdico, participativo y creativo a los que todavía no la habían descubierto. Desde la asociación siempre decimos que lo más sano y sostenible es consumir alimentos de temporada cultivados en la zona donde vivimos, en nuestro caso, alimentos de la huerta. Pero a veces podemos hacer una excepción y dar cabida a un plato que por sus características nos aporta salud y bienestar.
Entre todos, como podréis ver en las fotos, cocinamos una quinoa con champiñones y ajos tiernos acompañada, una vez terminada la cocción, de aceitunas negras y dátiles. También preparamos una paella vegetal de quinoa aliñada con una mezcla de hierbas y especias. Tanto los niños como los mayores disfrutamos mucho de tan suculentos y equilibrados platos, de la fiesta de vernos y participar en la comida que todos degustamos. Aquí veréis unas fotos de la fiesta que esperamos pronto se repita y a la que estáis invitados si os apetece. A continuación reseñamos unos datos acerca de las propiedades de esta planta y sus semillas. Es muy interesante. A ver que os parece y si creéis que merece la pena incorporarla, los que aún no lo habéis hecho, a vuestra alimentación.
La quinoa -planta sagrada conocida como "cereal madre", en quechua- fue durante siglos el alimento básico de los incas. En realidad no es propiamente un cereal sino una planta perteneciente a la familia de la remolacha, las espinacas o las acelgas, de la que se aprovecha tanto las hojas -cocinadas o como verdura fresca- como sus semillas, que contienen vitaminas, minerales, aminoácidos y ácidos grasos no saturados además de ser rica en fibra. Añadida tiene la ventaja de no contener gluten lo que permite su ingestión tanto por celíacos como por bebés que la toman en forma de papilla.
En 1975 un grupo de investigadores de la FAO afirmó que la quinoa es uno de los mejores alimentos de origen vegetal para el consumo humano y que posee el balance de proteínas y nutrientes más cercano a lo que sería el ideal de alimentación de un ser humano, todo lo cuál llevó a la NASA a integrarla en la dieta de los astronautas, especialmente en vuelos de larga duración.
La quinoa -planta sagrada conocida como "cereal madre", en quechua- fue durante siglos el alimento básico de los incas. En realidad no es propiamente un cereal sino una planta perteneciente a la familia de la remolacha, las espinacas o las acelgas, de la que se aprovecha tanto las hojas -cocinadas o como verdura fresca- como sus semillas, que contienen vitaminas, minerales, aminoácidos y ácidos grasos no saturados además de ser rica en fibra. Añadida tiene la ventaja de no contener gluten lo que permite su ingestión tanto por celíacos como por bebés que la toman en forma de papilla.
En 1975 un grupo de investigadores de la FAO afirmó que la quinoa es uno de los mejores alimentos de origen vegetal para el consumo humano y que posee el balance de proteínas y nutrientes más cercano a lo que sería el ideal de alimentación de un ser humano, todo lo cuál llevó a la NASA a integrarla en la dieta de los astronautas, especialmente en vuelos de larga duración.
Hablamos de una planta que resiste bien el frío, la sequía y la altura, y que además puede cultivarse en suelos de escasa riqueza nutritiva; de hecho se cultiva hasta 3.500 metros de altura donde subsisten pocas especies vegetales.La quinoa, (Chenopodium quinoa wild), era una de las plantas más veneradas por los antiguos pobladores del altiplano andino y formó parte de la alimentación diaria de los incas y de otras culturas precolombinas durante miles de años. Era tal la importancia que se le daba que el propio emperador sembraba los primeros granos de quinoa utilizando una lanza de oro; estas semillas formaban parte de todos los rituales de culto al sol y se depositaban en las tumbas junto a los muertos.
Lo habitual es que las semillas de la quinoa sean de color amarillo blanquecino aunque también , dependiendo de la especie, pueden ser rosas, rojas, naranjas púrpuras o negras. Están recubiertas por una sustancia resinosa llamada saponina de sabor amargo que evita que se la coman los pájaros y que al ser introducidas en agua, forman una solución jabonosa que los incas utilizaban para asearse y lavar la ropa. Aunque nosotros ya la adquirimos lista para cocer y tomar, es claro que en los lugares donde se procede a su recolección y posterior uso es necesario lavar bien el grano antes de comerlo. También los tallos, hojas y pencas son comestibles como verdura fresca habitual, aunque en España son difíciles de encontrar. Las semillas en cambio se adquieren sin mayor dificultad en herbolarios y en grandes superficies, ya que se prepara igual que el arroz y puede consumirse fría, caliente, germinada, en ensalada, en sopa, como guarnición, para elaborar postres, etc. Su textura es fina y agradable; se trata de granos blandos, de fácil digestión con un valor nutritivo considerablemente mayor que el arroz, el maíz, el trigo, la cebada la avena y hasta algunas hortalizas. Las semillas de quinoa son ricas en vitaminas del grupo B, especialmente en B1 (tiamina), B2 (riboflavina), B3 (niacina) y B9 (ácido fólico), vitamina C y vitamina E; pero más interesante aún resulta su composición mineral especialmente si se la compara con la del trigo, el arroz o el maíz; se trata de un alimento muy rico en calcio, cuadruplica al maíz y triplica al arroz, fácilmente absorbible por lo que ayuda a evitar la descalcificación y la osteoporósis; en hierro, contiene el triple que el trigo y el quintúple que el arroz; en potasio, el doble que el trigo, el cuadrúple que el maíz y ocho veces más que el arroz; en magnesio y en fósforo es muy superior al arroz; es rica en zinc, el precursor de la formación de todas las hormonas que necesitamos para la vida; además contiene pequeñas cantidades de litio y cobre. Por lo que respecta a la fibra supone el 6% del peso total del grano y es la que permite que la ingesta de quinoa favorezca el tránsito intestinal, regule los niveles de colesterol, estimule el desarrollo de flora bacteriana y ayude a prevenir el cáncer de colón.
En cuanto a los hidratos de carbono las semillas de quinoa contienen entre un 58 y un 68% de almidón y un 5% de azúcares, lo que la convierte en una fuente óptima de energía que se libera en el organismo de forma lenta. La grasa en cambio oscila entre el 4 y el 9% tratándose básicamente de ácido linoleico (omega 6), un ácido poliinsaturado de amplios efectos biológicos positivos para la salud. Ahora bien, si por algo destaca la quinoa es por su alto valor proteico; entre el 16 y el 20% del peso de una semilla lo constituyen proteínas de alto valor biológico, entre ellas los aminoácidos, incluidos los esenciales, es decir, los que el organismo es incapaz de fabricar y por tanto requieren ingerirse con la alimentación.
No olvidemos que los aminoácidos son los elementos que forman las proteínas y cumplen un papel fundamental dando forma a las células, tejidos y órganos además de participar en todos los procesos biológicos. Por ponerlo en cifras, diremos que 100 gramos de quinoa contienen casi el quintuple de lisina que 100 gramos de trigo, superando también al arroz, a la avena, al mijo y al sésamo; la lisina es un aminoácido que mejora la función inmunitaria al colaborar en la formación de anticuerpos, favorece la función gástrica, colabora en la reparación celular, participa en el metabolismo de los ácidos grasos, ayuda a la absorción del calcio e incluso parece retardar junto con la vitamina C, las metástasis cancerosas.
Siguiendo con la comparación anterior, diremos que también las cantidades de isoleucina, metionina, fenilalanina, treonina y valina (todos ellos aminoácidos esenciales junto al triptófano) doblan su proporción en la quinoa con respecto al trigo. La isoleucina, la leucina y la valina participan juntos en la producción de energía muscular, mejoran los trastornos neuromusculares, previenen el daño hepático, permiten mantener el equilibrio de los niveles de azúcar en sangre entre otras funciones. Con respecto a la metionina se sabe que el hígado la utiliza para producir una sustancia especialmente eficaz para tratar enfermedades hepáticas, depresión, osteoartritis, trastornos cerebrales, fibromialgia y fatiga crónica. Además actúa como un potente detoxificador que disminuye considerablemente los niveles de metales pesados en el organismo y ejerce una importante protección frente a los radicales libres (envejecimiento célular). La quinoa también contiene cantidades interesantes de fenilalanina, un estimulante cerebral, elemento principal de los neurotransmisores que promueven el estado de alerta y el alivio del dolor y de la depresión; de treonina, que interviene en las labores de desintoxicación del hígado, participa en la elaboración de elastina y colágeno y facilita la absorción de otros nutrientes; y triptófano, precursor del neurotransmisor serotonina, por lo que se utiliza con éxito en casos de depresión, estrés, ansiedad, insomnio y conducta compulsiva.
Por lo que respecta a los aminoácidos no esenciales la quinoa contiene más del triple de histidina que el trigo, sustancia esencial en los bebés ya que el organismo no la puede sintetizar hasta que somos adultos por lo que es muy recomendable que los niños la adquieran mediante la alimentación, especialmente en épocas de crecimiento. Además tiene una acción ligeramente antiinflamatoria y participa en el sistema de respuesta inmunitaria. La arginina también es considerado un aminoácido casi esencial en la infancia, la niñez y la adolescencia ya que estimula la producción y liberación de la hormona del crecimiento. En cuanto a la alanina, es fuente de energía para músculos, cerebro y sistema nervioso y la glicina actúa como un neurotransmisor tranquilizante en el cerebro; la prolina, aminoácido que no contienen otros cereales como el trigo, participa en la reparación de articulaciones, es necesaria para la cicatrización de lesiones y úlceras, y se utiliza junto a la lisina y a la vitamina C para impedir o limitar las metástasis cancerosas. Tampoco es común en los cereales corrientes el ácido aspártico, que mejora la función hepática, y es indispensable para el mantenimiento de la salud cardiovascular; el ácido glutámico, que participa en los procesos de producción de energía para el cerebro y en fenómenos tan importantes como el aprendizaje, la memorización y la plasticidad neuronal; la cisteína, protector hepático; la serina, potente agente hidratante natural y la tirosina, que tiene un importante efecto antiestrés y juega un papel fundamental en el alivio de la depresión y la ansiedad, entre otras funciones.
Lo habitual es que las semillas de la quinoa sean de color amarillo blanquecino aunque también , dependiendo de la especie, pueden ser rosas, rojas, naranjas púrpuras o negras. Están recubiertas por una sustancia resinosa llamada saponina de sabor amargo que evita que se la coman los pájaros y que al ser introducidas en agua, forman una solución jabonosa que los incas utilizaban para asearse y lavar la ropa. Aunque nosotros ya la adquirimos lista para cocer y tomar, es claro que en los lugares donde se procede a su recolección y posterior uso es necesario lavar bien el grano antes de comerlo. También los tallos, hojas y pencas son comestibles como verdura fresca habitual, aunque en España son difíciles de encontrar. Las semillas en cambio se adquieren sin mayor dificultad en herbolarios y en grandes superficies, ya que se prepara igual que el arroz y puede consumirse fría, caliente, germinada, en ensalada, en sopa, como guarnición, para elaborar postres, etc. Su textura es fina y agradable; se trata de granos blandos, de fácil digestión con un valor nutritivo considerablemente mayor que el arroz, el maíz, el trigo, la cebada la avena y hasta algunas hortalizas. Las semillas de quinoa son ricas en vitaminas del grupo B, especialmente en B1 (tiamina), B2 (riboflavina), B3 (niacina) y B9 (ácido fólico), vitamina C y vitamina E; pero más interesante aún resulta su composición mineral especialmente si se la compara con la del trigo, el arroz o el maíz; se trata de un alimento muy rico en calcio, cuadruplica al maíz y triplica al arroz, fácilmente absorbible por lo que ayuda a evitar la descalcificación y la osteoporósis; en hierro, contiene el triple que el trigo y el quintúple que el arroz; en potasio, el doble que el trigo, el cuadrúple que el maíz y ocho veces más que el arroz; en magnesio y en fósforo es muy superior al arroz; es rica en zinc, el precursor de la formación de todas las hormonas que necesitamos para la vida; además contiene pequeñas cantidades de litio y cobre. Por lo que respecta a la fibra supone el 6% del peso total del grano y es la que permite que la ingesta de quinoa favorezca el tránsito intestinal, regule los niveles de colesterol, estimule el desarrollo de flora bacteriana y ayude a prevenir el cáncer de colón.
En cuanto a los hidratos de carbono las semillas de quinoa contienen entre un 58 y un 68% de almidón y un 5% de azúcares, lo que la convierte en una fuente óptima de energía que se libera en el organismo de forma lenta. La grasa en cambio oscila entre el 4 y el 9% tratándose básicamente de ácido linoleico (omega 6), un ácido poliinsaturado de amplios efectos biológicos positivos para la salud. Ahora bien, si por algo destaca la quinoa es por su alto valor proteico; entre el 16 y el 20% del peso de una semilla lo constituyen proteínas de alto valor biológico, entre ellas los aminoácidos, incluidos los esenciales, es decir, los que el organismo es incapaz de fabricar y por tanto requieren ingerirse con la alimentación.
No olvidemos que los aminoácidos son los elementos que forman las proteínas y cumplen un papel fundamental dando forma a las células, tejidos y órganos además de participar en todos los procesos biológicos. Por ponerlo en cifras, diremos que 100 gramos de quinoa contienen casi el quintuple de lisina que 100 gramos de trigo, superando también al arroz, a la avena, al mijo y al sésamo; la lisina es un aminoácido que mejora la función inmunitaria al colaborar en la formación de anticuerpos, favorece la función gástrica, colabora en la reparación celular, participa en el metabolismo de los ácidos grasos, ayuda a la absorción del calcio e incluso parece retardar junto con la vitamina C, las metástasis cancerosas.
Siguiendo con la comparación anterior, diremos que también las cantidades de isoleucina, metionina, fenilalanina, treonina y valina (todos ellos aminoácidos esenciales junto al triptófano) doblan su proporción en la quinoa con respecto al trigo. La isoleucina, la leucina y la valina participan juntos en la producción de energía muscular, mejoran los trastornos neuromusculares, previenen el daño hepático, permiten mantener el equilibrio de los niveles de azúcar en sangre entre otras funciones. Con respecto a la metionina se sabe que el hígado la utiliza para producir una sustancia especialmente eficaz para tratar enfermedades hepáticas, depresión, osteoartritis, trastornos cerebrales, fibromialgia y fatiga crónica. Además actúa como un potente detoxificador que disminuye considerablemente los niveles de metales pesados en el organismo y ejerce una importante protección frente a los radicales libres (envejecimiento célular). La quinoa también contiene cantidades interesantes de fenilalanina, un estimulante cerebral, elemento principal de los neurotransmisores que promueven el estado de alerta y el alivio del dolor y de la depresión; de treonina, que interviene en las labores de desintoxicación del hígado, participa en la elaboración de elastina y colágeno y facilita la absorción de otros nutrientes; y triptófano, precursor del neurotransmisor serotonina, por lo que se utiliza con éxito en casos de depresión, estrés, ansiedad, insomnio y conducta compulsiva.
Por lo que respecta a los aminoácidos no esenciales la quinoa contiene más del triple de histidina que el trigo, sustancia esencial en los bebés ya que el organismo no la puede sintetizar hasta que somos adultos por lo que es muy recomendable que los niños la adquieran mediante la alimentación, especialmente en épocas de crecimiento. Además tiene una acción ligeramente antiinflamatoria y participa en el sistema de respuesta inmunitaria. La arginina también es considerado un aminoácido casi esencial en la infancia, la niñez y la adolescencia ya que estimula la producción y liberación de la hormona del crecimiento. En cuanto a la alanina, es fuente de energía para músculos, cerebro y sistema nervioso y la glicina actúa como un neurotransmisor tranquilizante en el cerebro; la prolina, aminoácido que no contienen otros cereales como el trigo, participa en la reparación de articulaciones, es necesaria para la cicatrización de lesiones y úlceras, y se utiliza junto a la lisina y a la vitamina C para impedir o limitar las metástasis cancerosas. Tampoco es común en los cereales corrientes el ácido aspártico, que mejora la función hepática, y es indispensable para el mantenimiento de la salud cardiovascular; el ácido glutámico, que participa en los procesos de producción de energía para el cerebro y en fenómenos tan importantes como el aprendizaje, la memorización y la plasticidad neuronal; la cisteína, protector hepático; la serina, potente agente hidratante natural y la tirosina, que tiene un importante efecto antiestrés y juega un papel fundamental en el alivio de la depresión y la ansiedad, entre otras funciones.
Por todo lo que os hemos comentado y a pesar de que tal vez se haya hecho largo, aunque creeemos que merece la pena tener conciencia de ello, es fácil comprender que la ingesta habitual de este alimento-medicamento puede prevenir la osteoporósis, el cáncer, las enfermedades coronarias, estimular las funciones del hígado y contribuir a mantenerlo sano, remineralizar y reconstituir el organismo, mejorar el ánimo, favorecer el crecimiento de los niños, detoxificar el cuerpo, reducir los niveles de colesterol en sangre, ayudar al desarrollo de las células cerebrales, potenciar el sistema inmune, favorecer el peristaltismo intestinal y desarrollar la flora bacteriana; la quinoa es además antiinflamatoria, antioxidante, analgésica, cicatrizante y anticatarral; es pues muy recomendable dadas sus bondades nutricionales y terapéuticas para los bebés, niños, embarazadas, celiacos, mujeres que sufren la menopausia, ancianos y personas convalecientes pero también para los adolescentes, deportistas, vegetarianos, diabéticos, personas muy estresadas y adultos en general. Así que animaos y ¡buen provecho!
A continuación algunas fotos más de la fiesta
.....la cerveza que bebe Toya......
......ES ECOLÓGICA Y SIN ALCOHOL!!!
......ES ECOLÓGICA Y SIN ALCOHOL!!!
Concha Martínez
Bibliografía Discovery Salud
Fotografías Toni Lara
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